Tener personas motivadas en nuestras organizaciones es una suerte –que seguro es consecuencia del entorno y condiciones creadas y no del azar- y un privilegio que debemos saber aprovechar.
Sin embargo esto por si mismo no garantiza la Mejora Continua de la competitividad de la Empresa en el camino de búsqueda de la Excelencia Operacional.
¿Por qué pasa esto?
Sencillamente porque la motivación está sujeta a altibajos a lo largo del tiempo y además depende en gran medida de que se consigan resultados positivos, lo cuál todos sabemos que en demasiadas ocasiones los retos de mejora son suficientemente exigentes como para encontrar dificultades y obstáculos significativos, lo que va minando dicha motivación y entusiasmo. No podemos hacer depender la Mejora de que siempre vaya todo bien y no afecte negativamente al entusiasmo de las Personas, porque habitualmente será lo contrario. La mejora no es un camino de rosas y es normal que haya momento malos.
Por ello no podemos depender de dicha motivación para mejorar. Muy al contrario, debemos desarrollar una práctica deliberada y repetitiva que genere hábito de mejora en nuestros colaboradores y equipos. Sólo cuando adquirimos dicho hábito de “mejora continua” sabemos que disponemos de la “máquina” para superar obstáculos y sobre todo aprender en el camino.
De esto va la MEJORA CONTINUA; de sistemática y perseverancia más que de buena voluntad y buenas intenciones.
Adopta la sistemática de Mejora “correcta y adecuada” en tu Organización y practícala hasta crear hábito.
Bienvenido a la verdadera “Mejora Continua”.
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