Con demasiada frecuencia tendemos a afrontar los problemas saltando directamente a la Solución, a modo de conclusión clara de lo que hay que hacer para solventar el problema. Y esto se basa en nuestra percepción errónea de nuestro conocimiento real.
No somos capaces de percibir con nitidez nuestro “umbral de conocimiento” y sin embargo está siempre ahí. Podríamos decir que el umbral del conocimiento comienza a partir de aquella zona de nuestro conocimiento sobre la que no tenemos datos y hechos suficientes para evidenciar y validar dicho conocimiento y por lo tanto desde ahí no deberíamos sacar conclusiones concretas sino más bien mantener la prudencia y experimentar para confirmar o no dicho conocimiento.
Es en estos casos más frecuentes de lo que pensamos, que nos movemos más allá de nuestro umbral de conocimiento, cuando tendríamos que utilizar y desarrollar nuestra habilidad de pensamiento científico para contrarrestar la tendencia humana natural de saltar rápidamente a conclusiones.
Hoy es día la habilidad de pensamiento científico supone posiblemente una de las competencias y capacidades clave para nuestras organizaciones y que puede suponer un hecho diferencial para su competitividad actual y futura.
Presta atención en tu organización y apuesta por su desarrollo y práctica. Trabajemos todos de manera más científica. Como dijo Mark Twain; “No es lo que no sabemos lo que nos mete en problemas, sino lo que creemos que sabemos y luego resulta que no era así”.
Podemos ayudarte en el reto de crear una verdadera Cultura de Mejora Continua
trabajando de manera científica.
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